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Parroquia de San Nicolas de Bari Románico Aragonés
Pagina web personal dedicada al románico aragones, como no podía faltar nuestra iglesia de San Nicolas de Bari de Fraella.
-FRAELLA. PARROQUIAL DE SAN NICOLÁS DE BARI-
LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO
Webmaster: A. García Omedes – Huesca (España)
Ruta de la Serreta
Comento el recorrido como lo realizamos nosotros.
Esta ruta ha sido señalizada por la Comarca de los Monegros, comienza en Fraella las primeras señales las encontramos en la bascula junta a la carretera Marcen y el canal, sube por Trascorrales a la pista continuando por el camino del Saso, dejamos a la izquierda la covacha, las bodegas o cubos y la cruz, un poco mas adelante tenemos la piedra de los deseos, subimos el mayor desnivel de la ruta cruzando por la Peña partida, llegando al Saso nos encontramos una señal que nos indica el camino de la izquierda, seguimos el camino hasta el siguiente cruce que igual que el anterior tenemos otra señal que indica el camino de la izquierda.
Después de caminar un rato siguiendo el camino, en el lado izquierdo junto al camino observamos un cartel explicativo de la Ruta, y una señal de dirección que nos indica el sendero que trascurre por el acantilado de la serreta, siguiendo las señales de madera indicadoras de dirección y balizas color verde (base) y amarillo-naranja (superior).en las piedras, nos guiaran por el mirador de la buitrera, tozal del Saso, la raja de miramiel, el Anfiteatro del Rincón de Aguasca, y tozal de la Sarda, desde el acantilado observamos un estupendo paisaje, llegado el punto la señalización nos indica el regreso un poco mas alejado del acantilado para volver a caminar por el sendero de la ida.
Enlace a Ruta realizada por nosotros guardada en wikiloc ENLACE

Parroquia San Nicolás de Bari
Autor: Jose Elbaile Ollés
La iglesia de Fraella es románica del siglo XII, con reformas posteriores que no afectan a la esencia del edificio. Es una construcción de piedra de sillar, bien trabajada, de pequeñas dimensiones. En el interior hay pinturas del siglo XVIII y una sacristía gótica.


Iglesia parroquial de San Nicolás de Bari – FRAELLA
El presbiterio presenta un primer tramo estrecho que da paso al ábside semicircular, cuya cara exterior mira al Oriente y con un campanario que mira al Occidente, donde está el hastial de los pies de la iglesia, en la que se abre una ventana. En el muro del Evangelio, cara norte, está el añadido de la sacristía, de forma rectangular y de estilo gótico, y en el paramento meridional o del lado de la Epístola tiene una ventana y la puerta de acceso.
La nave, tiene bóveda de cañón y está dividida en cuatro tramos mediante arcos fajones apuntados, que parten de una imposta que recorre todo el interior y apoyan en semicolumnas redondeadas y adosadas de capitel liso.
El ábside semicircular con bóveda de horno completamente restaurado, conserva el hueco, ahora tapado, de una ventana románica (vano de medio punto abocinado) que iluminaba el altar a la salida del sol. En el muro queda el arranque de una escalera de piedra que rodeaba parte del ábside para llegar hasta un altar en alto de obra.
Desde la cabecera se accede a la sacristía por una puerta cuadrada, tiene una bóveda de crucería ojival, cuyos nervios salen de cada uno de los rincones y apoyan en un capitel sin ornamentos, ni columna, a tres metros del suelo. Ménsulas que a pesar de haber sido encaladas traslucen antiguas pinturas.
El coro se eleva a los pies, sostenido por un arco rebajado y con un frente decorado mediante un friso de motivos geométricos en relieve trabajados en estuco.

La portada abierta al mediodía en el penúltimo tramo, está adornada con tres arcos superpuestos (arquivoltas) de medio punto sin ornamentos.
Sobre la puerta quedan los restos de un antiguo pórtico, hoy eliminado.
En este mismo lado, estaba el cementerio, y una serie de mesulones recorre la Iglesia bajo el alero.
Una vez dentro, encima de la puerta dos ángeles sostienen un rótulo con los años 1748 y 1878, el primero el año en que se pintó el interior, y el segundo, posiblemente, una restauración. La decoración mural es de factura popular que ocupa arcos y bóvedas a partir de la línea de impostas. A base de grisalla, rojo y amarillo, la techumbre se cubre de casetones con flores en su interior, en el arco de ingreso al presbiterio y en el casquete aparecen máscaras y guirnaldas de flores y lazos, mientras los arcos fajones muestran otro tipo de motivos como roleos vegetales que surgen de bocas de animales fantásticos. Por debajo, el resto de la decoración se pintó en 1996, imitando la pintura existente en los arcos del coro, a base de trazos que sugieren vetas de mármol.
A los lados de la nave, entre las columnas, se abrieron en el siglo XIV cuatro capillas: Cristo crucificado, la virgen del Rosario hoy substituida por la Virgen del Pilar (regalo de Don Doroteo, como la cruz del saso), San Juan Bautista hoy la Inmaculada y santa Quiteria. Con dos frontales de altar de madera, regalos de la familia Bruis ( Mª Benede) y Pertusa (1781) todo de escaso valor.


Vano de medio punto abocinado. Detalle de las pinturas
En la iglesia de Fraella se pagaban diezmos y primicias que se repartían entre el cura y la sacristía de la Catedral de Huesca.
El cura se lleva por entero los corderos, lana y los diezmos por entero de dos casas o cosecheros que tiene derecho de elegirse a fruto visto en cada año. La sacristía se queda con la de todos los demás vecinos. Su colector era el cura.. Se pagaba de todos los frutos que se obtenían, no hay casa o persona alguna que no deba dar la decima.
Las primicias, son todas de esta iglesia parroquial se pagaba de 30 uno de todos los frutos que Dios nos da, los administraba el cura.
Todo ello suponía aproximadamente cada año al cura del pueblo 3 cahíces de trigo, 3 de mistura, 4 nitros y medio de vino. Además cada quinquenio por las primicias, 23 corderos, dos sacas de lana ,dos cahices de trigo, cuatro de mistura, 5 de ordio, 4 de trigo avena, 2 de mijo, 6 cantaros de vino y 18 libras de aceite.


Columnas del pórtico de la entrada Cara sur donde estuvo el cementerio

Pies de la Iglesia El coro.
El 26 de septiembre de 1560 visita la iglesia parroquial de San Nicolás de Fraella D. Pedro Vitales provisor general del episcopado de Huesca, siendo obispo Don Pedro Agustín.”Viaje por los pueblos oscenses, siglo XVI” de Jesús Conte.

En él nos describe el altar mayor y otro dedicado a la virgen “ Beate marie”.
También enumera los ornamentos y ropa: Una capa de raso blanco con cenefa y capilla, una casulla de jamelote colorado con cenefa buena, otra casulla de damasco blanco, otra casulla de una telilla francesa, otra capa de fustán blanco, un palio de raso azul falso, una almuça de damasco colorado, dos antealtares el uno de raso falso verde, y el otro, de raso falso colorado, una custodia con su vericre dorada, una cruz dorada, un cáliz de plata. En el coro: un oficiero, un santoral y un dominical, un psalterio viejo y un misal viejo. En el campanario, cuatro campanas: dos grandes y dos pequeñas.
Entre lo que mando destaca la compra de un cáliz bueno de XXV ducados, un cobertizo para la puerta (el porche), allanar la entrada de la Iglesia y puertas para el coro. También nombra a un cura mosén Antón Asín.
Pero lo más llamativo de esta visita es que nombra otra iglesia, la de Santa Quiteria, que por lo visto estaba en muy mal estado, pues manda reparar el tejado, poner la campanilla pequeña, hacer más bancos y remediar los juegos de las campanas mayores. También habla de reparar las ermitas.
A partir de estas fechas comienza una situación de bonanza para la Iglesia de Fraella , Se crean dos beneficios, el de Nuestra Señora del Rosario en 1588 por el párroco Martín Pompien, y el de San Juan Bautista, en 1610 por el infanzón Antón Pertusa.
Los beneficios o capellanías, como también se llamaban, eran unos patrimonios que las familias adineradas daban para mantener un sacerdote en el pueblo que tenía como obligaciones el ayudar al vicario y el hacer algunas misas por las almas de los difuntos de estas familias. Normalmente eran hijos del pueblo y preferentemente de las familias creadoras del beneficio. Estos lo utilizaban para poder ser ordenados sacerdotes ( Necesitaban demostrar que tenían patrimonio suficiente para mantenerse, congrua que el Obispado de Huesca estipuló fuesen 50 libras jaquesas de renta anual) y permanecían en ellos mientras esperaban se les adjudicara una parroquia o puesto mejor remunerado.
La de Nuestra Señora del Rosario, estaba dotada 10 libras que pagaba la primicia de esta Iglesia, y 400 sueldos. anuales de los censos cargados sobre los comunes de los lugares de Castejón del Puente y Pallaruelo, todo ascendía a 50 libras. Con ello celebraban anualmente 50 misas. Los patrones eran los jurados del pueblo.
La de San Juan Bautista, estaba dotada de una renta anual de 50 libras provenientes de dos censales cargados sobre los comunes del lugar de Capdesaso a 500 sueldos cada censal. El cargo de dicho Beneficio, es celebrar tres misas en cada semana, y además una misa en el día de Nuestra Señora de Agosto, otra el día de san Juan Bautista y otra en el día de San Antonio de Padua.
Como al frente de cada beneficio había un párroco, a lo largo del siglo XVII hubo en Fraella, al menos, tres religiosos, que gracias a los diezmos, arriendos y prestamos, vieron aumentar considerablemente sus bienes y controlaron durante este siglo la vida en el pueblo.
Los beneficios se suprimieron en 1774 de manera general. El último titular de los dos beneficios fue mosén José Pertusa, nacido en Fraella que murió el 28 de noviembre de 1775. Y aunque continuaron como patronatos laicos sus rentas apenas dieron para la manutención de sus capillas. En 1829 decía el vicario del pueblo Francisco Buisan en referencian a la capilla de Nuestra Señora del Rosario «Que por loable costumbre cuidan de alumbrarla y surtirla de lo necesario para su decencia, con la limosna de los fieles, dos mairalesas que se nombran el domingo de la Virgen del Rosario»
Los vicarios pierden todo el poder económico, y es entonces cuando aparecen como propietarios de la tierra las familia Pertusa, Peña, Baldovinos, Olmos, Catalán y Bruis.

La iglesia guardaba un Cristo crucificado de tipo esquelético, de tres clavos y rara factura del siglo XIV y de gran valor artístico, que fue quemado durante la guerra civil.
CATÁLOGO MONUMENTAL DE ESPAÑA (HUESCA)
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
INSTUTUTO DIEGO DE VELAZQUEZ
Autor : Ricardo del Arco Garay – MADRID 1942
En 1726, se creó la cofradía laica de Santa Quitaría virgen y mártir. Según los estatutos la podían formar un máximo de 48 cofrades.
Sus rentas eran de 42 sueldos de rédito anual de dos censales cargados en los bienes de Juan de Baldovinos y Juan de Aníes y 130 sueldos con 13 dineros anuales por el rédito del capital de tres posesiones que tenía la iglesia y se vendieron cuando la venta de fincas eclesiásticas.
Las obligaciones particulares de los hermanos, era asistir a cualquier hermano en su enfermedad y habiéndole administrado el santo Viatico, velarlo y cuidarlo por turnos o conforme manda el prior y también el asistir al entierro de cualquier hermano difunto.
Las cargas generales de la hermandad son hacer y celebrar un aniversario general por todos los hermanos con asistencia de los mismos. Este consistía en vísperas y una misa seguida de una solemne procesión con la santa por todo el pueblo el 22 de mayo. El uno de mayo, día de capítulo, se hacía una misa rezada.
También cuando moría algún cofrade se celebraba por su alma un aniversario con asistencia de todos los hermanos y además nueve misas por cada hermano difunto. Los propios hermanos toman las cuentas de la dicha cofradía al prior. Pero con el paso de los años se quedaron sin recursos y los cofrades tenían que pagar a escote la misa de difuntos, que acompañaban con una comida de hermandad.
Archivo Diocesano Huesa. Parroquias
CRONOLOGÍA
Siglo XI- XI I Construcción original
Siglo XIV Sacristía
Siglo XVI Año 1560 Pórtico de la entrada.
Siglo XVIII Año 1748 Decoración mural.
Siglo XIX Año 1878 Decoración mural.
Siglo XX Año 1996 Decoración mural.
Autor: Jose Elbaile Ollés
Prohibido su uso parcial o total sin nombrar al autor.
Románico e Islámico en Marcén y Fraella
Dominical Diario del AltoAragón
Julio ALVIRA
02/01/2005
HUESCA.- Al pie de la denominada Serreta, donde se mezclan descarnados torrollones con tierras de regadío, se encuentran localidades como Fraella y Marcén, nuestros destinos de hoy. Podemos tomar como punto de inicio la localidad de Grañén. Si venimos de Huesca hay que ir con cuidado porque a carretera está en obras.
Un desvío señalizado nos pone en camino. En ambos lugares destacará su iglesia parroquial, románica, y el caserío urbano con edificios modificados y actualizados según las posibilidades de sus propietarios. En cualquier caso, uno de los principales atractivos será el paisaje. Pero hay algo más. Comenzaremos por Marcén.
Un cerro rocoso que hay junto al pueblo, detrás de la iglesia, alberga en su parte superior un yacimiento arqueológico de época islámica. Se denomina “Las Sillas” o “Las Cías”. Fue excavado por vez primera en 1987, tras una primera prospección el año anterior. El trabajo corrió a cargo de Carlos Esco y Philippe Sénac. Los trabajos han seguido posteriormente y poco a poco se extrae del terreno lo que fue un poblamiento humano islámico ocupado, según los citados autores, entre los siglos X y XI.
Antonio Ubieto recoge la existencia de un señor cristiano en la localidad en 1102. Cristóbal Guitart relaciona con la presencia de este tenente la existencia de un castillo en Marcen, del que serian restos los sillares de piedra “situados en la zona más estratégica de la cresta” sobre la que se levanta actualmente la iglesia. Adolfo Castán añade que componen un “buen aparejo” asignable al siglo XII.
El templo parroquial está dedicado a San Pedro. Según Guitart, es una iglesia “tardorrománica, de sobria traza y con ábside poligonal que interiormente es semicircular, cubriéndose la nave por bóveda de cañón apuntado”. El templo, en la nave sobre la que está situada la portada, tiene una espadaña que sale del suelo y se eleva en su coronación sobre la cubierta del templo. Antonio Naval incluye en su libro sobre el patrimonio emigrado unas tablas que, procedentes de Marcén, están presumiblemente en Estados Unidos. Representan a San Pedro, San Miguel y Santa Engracia y serían obra atribuida a Juan de la Abadía.
Adolfo Castán indica que la nave se elevó en altura en el siglo XVI y que se colocó un atrio delante de la portada en 1807. Este atrio no está ahora. Cabe suponer que unas piedras circulares que hay allí mismo formaran el fuste de las columnas que sustentarían el indicado atrio. En una de ellas hay grabada levemente una mano abierta.
La iglesia ocupa la parte más alta del pueblo. Se sube por una calle y unas escaleras junto a las que un impertinente perro intenta sembrar la zozobra en el visitante. De regreso, una señora sale a recoger la ropa porque empieza a llover. Buenos días. Buenos días como respuesta, aunque añadiendo, “bueno, de eso de buenos días, miaja”. Es cierto.
Desde aquí se divisa una buena perspectiva del entorno. Subiendo al yacimiento de las Cías o al cercano cerro, más alto, esta imagen es todavía mejor. En cualquier caso, al fondo, la imagen del embalse se dibuja en horizontal y dos altivos torrollones lo hacen en vertical, componiendo una original imagen. La Acequia del Flumen serpentea por estos territorios, aportando con el agua una diversidad de paisaje difícil de conseguir antes de la llegada del regadío. Sin perderla de vista llegaremos a Fraella, nuestro siguiente destino de hoy.
Fraella no figura en las guías de castillos altoaragoneses, pero Pedro Blecua escribió en 1792 que “junto al pueblo hay un torreón de cantería con vestigios de castillo”. Adolfo Castán, en su libro “Huesca de la A a la Z”, editado por DIARIO DEL ALTOARAGÓN, indica que tuvo “castillo en el medievo dado por Pedro II de Aragón a Blasco Pérez de Azlor en 1278”. Ahora corren otros tiempos.
Como hay vacaciones, un padre y un hijo juegan al fútbol. Su voz es casi el único sonido perceptible en una fría mañana de diciembre, con las nubes amenazando a quien se atreve a salir a la calle.
La iglesia ocupa también una posición elevada respecto al pueblo. Es obra románica, del siglo XII según Castán. Está dedicada a San Nicolás de Bari. El interior está decorado con pinturas del siglo XVIII. Tiene una espadaña a los pies. Su breve caserío tiene las casas modificadas salvo alguna excepción, adaptadas a los gustos de sus moradores actuales.
Las rutas de Fraella, un orgullo para Grañén
Noticia de Heraldo de Aragón
ARAGÓN ES EXTRAORDINARIO
Las rutas de Fraella, un orgullo para Grañén
La pedanía, a 10 kilómetros de la cabecera del municipio, ha encontrado en esta alternativa de senderismo un modo de atraer cada vez más visitantes
ACTUALIZADA 3/10/2020 A LAS 02:00

Fotos de Grañén en ‘Aragón es extraordinario’
Trabaja en Grañén para el Ayuntamiento como monitor de un taller municipal de empleo, y es uno de los principales impulsores de la adecuación, marcación e interpretación de las Rutas de Fraella. Joaquín Fontán describe el entorno de su pueblo con emoción. “Con las rutas empezamos un grupo de Fraella; muchos visitantes, franceses sobre todo, nos animaban a mover más este tesoro de la Serreta, las canteras y sus caminos, y decidimos probar. Con un proyecto de siete rutas que obtuvo una subvención europea, más el apoyo del Ayuntamiento de Grañén, se puso en marcha la ideacon la pertinente licitación de las obras. La Asociación Rutas de Fraella se encargó del resto. Empezamos dos y ahora estamos seis en actividad permanente, cuatro de Fraella. Tenemos muchos socios que nos apoyan”.
La Ruta de la Fuente de los Recuerdos es circular, dos kilómetros, accesible para cualquier edad. “Las otras seis caminatas van variando de dificultad. Todas tienen sus paneles explicativos, con énfasis en la flora y la fauna además de la propia orografía; la del Mirador de la Buitrera es algo más larga, por ejemplo. Hay otras tres en la zona de Marcén, que mantiene el municipio vecino de Lalueza; destaca la de las Cías. Hay otra desde Fraella hasta el monte de Usón, que pertenece a Huerto, y llega al arco de San Andrés”.
Joaquín explica que la iniciativa pretende tender puentes con los municipios contiguos. “El ingeniero que nos apoyó en el proyecto ya nos dijo que fuésemos uniendo fuerzas con los vecinos, para crear una red que beneficiase a todos. Ahora estamos en acuerdos de colaboración con Tramaced, y la idea es que nuestras rutas conecten con ellos, con Piracés… en la zona hay cosas interesantes, tenemos que movernos todos para despertar la curiosidad del turismo, que nos dé un poco de vida. Somos pueblos con poquita gente, población envejecida, y tenemos que espabilar”.
Además de andar, fotografiar y respirar aire puro, se hace ‘geocaching’; es un juego de pistas con ayuda de GPS en formato cazatesoros. “Se puede hacer con móvil o localizador específico, muchos vienen con su propio aparato de GPS. Cerca de aquí hay un tesoro escondido –bromea– pero no te diré dónde; los vamos repasando por si alguno no cumple las normas y se lleva el juguetico del ‘tesoro’ sin dejar otro para el siguiente. A la gente le engancha, vienen muchos de Huesca ciudad, que antes no miraban para abajo”.
La ruta desde el Mirador de la Buitrera hasta los Tozales de La Andeta tiene una curiosidad. “Se hizo una cortada en la piedra a la que llamamos la Raja Miramiel. El nombre viene de la historia de un comerciante que vino por la zona en busca de miel; le indicaron un punto en el que había panales y halló un agujero en la piedra, se abrió camino hacia ella con mucha habilidad y consiguió su panal. Nosotros lo hemos bajado rapelando, y efectivamente hay una cueva allá, y se ven las marcas del pico en la cortada, pero ya no hay abejas. Camino del Mirador de Languardia, otra de las rutas, hay un Tozal llamado de las Horcas; dicen que alude a los que antiguamente eran ajusticiados por robar o hacer fechorías en el pueblo. Los mayores dicen que se hacía allá para que sus almas no volviesen hasta el pueblo”.
La Fuente de los Recuerdos, un lugar que ya se sabe inolvidable
Para llegar a la Fuente de los Recuerdos, arranque y destino de algunas de las rutas locales, hay que recorrer una sencilla pista desde Fraella, dejar el vehículo en la base de una loma y subir a pie menos de 100 metros. Fraella (pedanía de Grañén, pueblo de herrerías) recuperó esta fuente hace tres años, tras casi seis décadas tapada y ‘enronada’. El esfuerzo de cuatro vecinos del pueblo hizo posible el acondicionamiento de la fuente, que vuelve a manar, además de un abrevadero, un lavadero… los sillares del lavadero vienen de Siétamo, por cierto. Muy cerca hay una pesquera; la principal surgencia de la fuente está en un pozo a unos 80 metros de profundidad. Segundo, vecino de Fraella, lo descubrió, y el caudal mana constante en verano e invierno. Desde la conclusión de las labores de restauración, el emplazamiento (con carrizos alrededor) es muy disfrutable; tiene mesitas para merendero.
Este pueblo tiene su propio portal de acceso a la felicidad lotera
Parece cosa de película, pero en Grañén están acostumbrados a que la suerte de la lotería se acuerde a menudo de este municipio oscense, que ya forma parte del mapa español de la fortuna. María Pilar Azagra y Fortunato Oriol (curiosa coincidencia la del nombre en un lugar tan tocado por la diosa Fortuna) están curados de espanto con las cámaras: desde hace una década, las visitas de los medios de comunicación son asombrosamente frecuentes en su administración de Loterías y Apuestas del Estado, la número 1 (y la única) de Grañén.
Recién entrados en el otoño, la apuesta estelar de la casa ya ha visto movimiento, a pesar de todo lo que se está viviendo este año. “Las asociaciones –explica María Pilar– ya han pasado en masa a por su Lotería de Navidad, tenemos contactadas más de 70 cada año. Aún falta para el sorteo, pero de momento la venta va muy bien”.
¿A qué viene tanto jaleo, comparable a escala con el que generan la localidad leridana de Sort o la famosísima Doña Manolita de Madrid? Muy fácil: en 2011, esta administración vendió íntegramente el gordo ‘más gordo’ de la historia de la Lotería de Navidad. Ese 22 de diciembre, Pilar repartió 720 millones de euros. Ese mismo año ya había vendido una Bonoloto de casi cuatro millones de euros. En 2013, repartieron otros nueve millones de euros con el primer premio de la Lotería Nacional regular, y en 2015 colocaron nada más y nada menos que 45 series del tercer premio de la Lotería de Navidad, con un premio total de 22,5 millones que devolvió la lluvia de dinero a los Monegros.
Aún hubo más
¿Sorprendidos? En 1995 (llevan 38 años en ejercicio) ya habían dado un cuarto premio de la Lotería de Navidad, que supuso un reparto de 3.600.000 euros, y en 2008 cayó un primero premio de la Lotería Nacional (nueve millones) y un segundo en esa misma apuesta (720.000 euros). En 2018 cayó un tercer premio de la Lotería Nacional, con 360.000 euros de reparto. María Pilar explica que el ‘furor’ continúa. “Viene mucha gente de fuera a comprar, ya desde verano ha habido bastante afluencia, pero llevamos cantidad y quedan números. Los sábados son los días más concurridos, abrimos de 10.00 a 13.00 y es un no parar. El teléfono (974390117) también va que vuela, y llegan muchas peticiones por internet. Cuando llaman piden muchas veces todos los números disponibles, para ver si alguno suena especialmente bien. La verdad es que tenemos muchos números curiosos, bajos y altos, llamativos… otros vienen cada año a por su número favorito, porque saben que lo tenemos aquí. Entre semana abrimos de 9.00 a 13.30 y de 16.30 a 19.30”.
Además de la venta normal, la Peña la Fortuna de Grañén también suele organizar apuestas múltiples basadas en los juegos de las Loterías y Apuestas del Estado. Aunque hay muchos miembros y las cantidades ganadas no son astronómicas, también suelen ganar bastantes premios. Algo pasa en Grañén… y no, los botánicos locales no han certificado una concentración inusual de tréboles de cuatro hojas.
GRAÑÉN
Comarca. Los Monegros.
Cómo llegar. Desde Huesca, su capital de provincia, hay 26 kilómetros por la A-1212 y la A-1213.
Núcleos de población. Grañén (cabeza de municipio), Fraella, Curbe, Callén y Montesusín.
Dónde comer y dormir. En Grañén se cuenta con el hotel Cuatro Hermanos, y como alternativas de bar y restaurante están el Cañardo, Avenida, Jano, Ocón (también llamado bar Teruel), la Iguana y el Galeón.
En Curbe. La pedanía presume del restaurante Montecorvaz, con afluencia fiel de trabajadores y vecinos de la zona gracias a su excelente menú.
BTT. Hay dos alternativas marcadas en Fraella: la ruta del Reguero (llana, pasa por Curbe) y la del Saso Bajo (circular corta).
San Nicolás de Bari. La iglesia de Fraella es una construcción de piedra sillar, de pequeñas dimensiones, que consta de una nave dividida en cuatro tramos mediante arcos fajones apuntados, que parten de una imposta que recorre todo el interior.
Artículo incluido en la serie ‘Aragón es extraordinario‘.
Fraella: Un lugar en el límite de la Hoya oscense
Exponía Javier Callizo en el tomo tercero de Geografía de Aragón que en el Somontano Pirenaico, entre la montaña y la tierra llana, entre Gratal y Alcubierre, al sur del quejigal con pino laricio, pero antes del espartal monegrino, los ríos Isuela y Flumen, del complejo hidrográfico del Cinca, han dibujado un valle de amplio y plano fondo: es la Hoya de Huesca. Pues bien, en los límites meridionales de esta comarca se halla el lugar hoy llamado de Fraella que, en los siglos iniciales del medievo fue denominado como Frahella, Fragiella, Frayella y Frayellya, -nombres que según algunos expertos, provienen de la palabra latina Fraxinus (fresno)-, a la vera de la Acequia del Flumen, junto al embalse del Torrollón y bajo la alargada formación montuosa del Mogache.

Aparece su primera cita documental en 5 de abril de 1097, año siguiente al de la conquista a los árabes invasores de la ciudad de Huesca, por el rey aragonés Pedro I, el cual disponía en esa fecha que por la Sacristía de la Catedral oscense se pusiera un canónigo en la iglesia de la Villa de Fraella, donada por él a la misma. Siglo y medio después, en 30 de agosto de 1257, el monarca Jaime I eximía a los vecinos de esta localidad del pago de impuestos durante un plazo de tres años y anulaba sus deudas con los judíos. Una veintena de años después, el 29 de junio de 1278, Pedro III daba a Blasco Pérez de Azlor el castillo y villa de Fraella, que pasaban así a ser de señorío de un linaje nobiliario, aun cuando permanecieron breve tiempo en poder del mismo, ya que, en 1291, Jaime II los entregaba a Pedro de Pomar, quien al cabo de cuatro años los reintegraba a la Corona. Ya en el siglo XIV, Fraella pasó a ser posesión de diferentes señores: Gombaldo de Tramaced, Juan Fernández de Heredia y Bernardo Galcerán de Pinós.
Dieciséis fuegos tenía Fraella según el Censo de fogajes efectuado el 9 de noviembre de 1495, encabezados por los Vicarios Pedro de Torres y Anthon Alamán llevando el resto de los vecinos los siguientes apellidos: Alamán, Arbuyes, Callén, Gasa, Gasco, Gustan, Pedruelo, Pertusa y Sancho. La misma población mantuvo hasta que en 1646 descendió a diez familias; ya en el siglo XVIII, tenía trece en 1713 y ocho desde 1717 a 1787 y veintiséis en 1797. En 1834 se constituyó en Ayuntamiento, con arreglo a la nueva Ley, encuadrado en el partido judicial de Sariñena; y en 1845 se unió a Marcén para pasar en la década de 1960 al de Grañén.
Pascual Madoz, en 1845, en su famosa obra, tantas veces mencionada, exponía que Fraella estaba situado en un llano, en la proximidad de montes no muy elevados, por lo que la ventilación era escasa y contribuía a un clima poco sano, siendo las enfermedades más frecuentes las tercianas, catarros y alguna afección inflamatoria. Contaba con once casas, distribuidas en calles iguales y una plaza cuadrada en el centro, ésta de veinticinco varas de extensión, hallándose en ella la Casa Consistorial. En una pequeña altura, fuera del casco urbano, se elevaba su iglesia, dedicada a San Nicolás de Bari. Dentro del pueblo había tres pozos, cuyas aguas usaban los habitantes para sus necesidades y las de sus ganados; y una fuente escasa y poco saludable. Su término era colindante con los de Tramaced, Grañén, Marcén y Sesa y se hallaba cruzado, en distintas direcciones, por infinidad de barrancos desprendidos de los montes que ocupan las partes N. y O. denominados La Serreta. Celebraba sus fiestas el día de San Bartolomé y el vecindario concurría en romería, el segundo de Pascua de Resurrección, al Santuario de Nuestra Señora de la Jarea, en Sesa. Su Ayuntamiento lo componían un Alcalde, dos Regidores y un Síndico Procurador, su población era de 19 vecinos y 117 almas -de ellos 23 electores y 20 elegibles- y el importe de su Contribución ascendía a 2.550 reales y 28 maravedises.
Su iglesia -opina García Omedes- se sitúa sobre una plataforma rocosa dominando el caserío y es de nave única acabada en ábside de tambor en el que se abre un ventanal de derrame doble; otro vano similar ilumina el presbiterio sur y la portada, en el muro meridional, se compone de arco de medio punto dovelado, tres arquivoltas de baquetón y un guardapolvo al exterior, apeando – con intermedio de imposta corrida- en pilastras simples. (siglo XII).
Las noticias que tenemos sobre la existencia en Fraella de familias Infanzonas se refieren a los linajes de los Alamán, Peña y Pertusa, cuyas referencias genealógicas son:
-ALAMÁN: Apellido muy antiguo, del que se afirma tuvo origen en tierras catalanas, de donde pasó a Aragón en tiempos del rey Jaime I, entre los años 1213 y 1276. Posteriormente aparecieron en la villa de Casbas, en donde estaban ya radicados en los mediados del siglo XIV, al igual que los de Fraella representados por el Vicario Antón de Alamán y los titulares de fuegos llamados Miguel y Vicente Alamán, que figuraban en el Censo de fogajes efectuado en 1495, los cuales, sin duda, eran parientes de Miguel y Antón de Alamán, residentes en la misma fecha en el lugar de Marcén, entonces perteneciente al Real Monasterio de Montearagón.
No conocemos posteriores datos de los Alamán de Fraella, salvo la mención de María Alamán, que en los principios del siglo XVIII contrajo matrimonio con Juan Pertusa, de los que hubo descendencia.
Los Alamán de Casbas de Huesca vieron reconocida su Infanzonía mediante Ejecutorias expedidas por la Real Audiencia de Aragón en los años de 1677 y 1765.

-PEÑA: Este linaje tuvo importancia notoria especialmente en los primeros años del siglo XII y algunos historiadores afirman que el llamado García de la Peña, era uno de los quince nobles aragoneses cuya cabeza fue cortada por orden de Ramiro II, en el dramático episodio conocido como La Campana de Huesca. Otro de sus miembros, Andrés de la Peña, está considerado como uno de los fundadores del Monasterio de San Juan de la Peña, así como Galacían de la Peña destacó por sus servicios a Jaime I en la conquista de Valencia. Una rama de este apellido fijó su residencia en Uncastillo, cuyos descendientes probaron su Infanzonía ante la Corte del Justicia de Aragón en 17 de mayo de 1642, y más tarde se extendieron por Zaragoza -ciudad en la que vivían en 1585 los caballeros hijosdalgo Juan y Martín de Peña y Pablo de Peña, en 1639-, Borja, Híjar, Tarazona y Castiliscar, así como por los lugares altoaragoneses de Agüero, Riglos, Marcuello, Lascasas y Novales.
Posiblemente los de este apellido asentados en Fraella tuvieron origen en la casa solar del mismo en Albero Alto, a la que pertenecía Juan de la Peña a quien el rey Jaime II de Aragón otorgó Firma posesoria de Infanzonía en el año de 1315 así como otro de sus parientes Miguel de la Peña, de Bentué de Rasal, la obtuvo del monarca Alfonso IV en 1336.
Pese a las investigaciones practicadas no nos ha sido posible obtener datos genealógicos sobre los de este linaje en Fraella, que en los años de 1950 estaban representados por Miguel, Daniel y Pascual Peña.

-PERTUSA: Sobre su origen, se hace referencia al tiempo en que el rey Pedro I, ante las adversidades del invierno, retiró el cerco que con sus tropas tenía puesto a la ciudad de Barbastro, decidiendo esperar mejor oportunidad para conquistarla apostado en la plaza de Pertusa, lugar entonces amurallado, con sólidos torreones y apto para una buena defensa por su situación en el cauce del Alcanadre y los cerros que le rodean. Al reanudar dicho rey su asalto a Barbastro dejó en Pertusa uno de sus capitanes, en calidad de Bayle, que al paso de los días fue siendo denominado Y conocido como el “de Pertusa” o “el Bayle de Pertusa”, considerándosele como el fundador de este linaje, cuyos descendientes Esteban, Johan, Domingo y Mateo Pertusa, aparecen en el Censo de fogajes de 1495 como poseedores de casales en esta localidad. A las Cortes aragonesas celebradas en 1626 asistieron en calidad de hidalgos Martín, Juan y Miguel de Pertusa, de Pertusa y Pablo de Pertusa, de Angüés; y a las convocadas en 1677-78 Casimiro Pertusa, de Pertusa y Nicolás Pertusa, alias El Bayle, de Poleñino. Miguel de Pertusa, residente en Pertusa, también apodado “el Bayle” y sus hijos, obtuvieron en la Real Audiencia de Aragón en 1654, su Ejecutoria de Infanzonía; Y también Francisco Pertusa, del mismo pueblo, en 1727 y 1733 y Miguel de Pertusa, de Poleñino, en 1660. Otros de ellos se extendieron por los localidades de Torres de Alcanadre y Labata.
En los años de 1458 Martín de Pertusa pasó a contraer matrimonio y fijar su residencia al lugar de Fraella y como titular de un fuego figuraba en el Censo de fogajes efectuado en 1495. Heredó sus bienes su primogénito Juan, casado con María de Alamán, de cuyos hijos, el primero quedó al frente de su casal y otro llamado Domingo fue a convolar a Poleñino casando con María Arizón y siendo ambos progenitores de Sabina y Pedro -éste último avecindado en Grañén y marido de Gracia Altabás-. En la segunda mitad del siglo XVIII figuraba en Fraella como Infanzón Tomás Pertusa y en 1950 estaba censado como propietario Vicente Pertusa.
DOCUMENTACIÓN:
Callizo Soneiro, J.- Geografía de Aragón.-Tomo 3.- Zarag.,1983.
García Omedes, A.- Románico aragonés: Fraella.- Huesca, 2002.-
M.G.O.- Los Pertusa.- Rev. Linajes de Aragón. Tomo IV.1915.
Ubieto Meta, A.. Los pueblo y despoblados.- II.- Zaragoza, 1985
Fraella, por Silvia Abardía Serrano
Articulo de Diario del AltoAragon
Historiografia
Por Silvia ABARDÍA SERRANO
15/01/2006
Donde la extensa llanura de la Hoya tropieza con la llamada Serreta, justo en el comienzo de la comarca de Los Monegros, nos encontramos con el pueblo de Fraella, cuyo nombre deviene de la palabra latina fragua, quizá este fuera el origen del pueblo: una herrería, lugar de gran importancia en las diversas redes de comunicación creadas durante el imperio romano.
Si caminamos por sus calles, todavía nos encontramos con indicios de una fortaleza árabe. En el centro de la localidad existe una gran piedra que recibe el nombre de castillo, aprovechada para la construcción y asentamiento de diversas casas. Esta fortaleza o “hisn” musulmán no funcionaría sola, pues a escasos kilómetros se encuentra el monte Mobache, en el cual estuvo el asentamiento de Las Cias. Con Gabarda, Santo Domingo de Huerto, Huerto, Alberuela, Usón y probablemente algún otro castillo más, formarían una entidad defensiva, cuyo centro administrativo estaría en la población de Usón. A la entrada del pueblo, en el lugar conocido como las Piedras del Canal, podemos observar una tumba de bañera cavada en la roca, de posible origen agareno.
Con la reconquista, los cristianos quisieron imponerse sobre la población musulmana, ubicando el templo católico señoreando las casas. La iglesia de estilo románico, datada en el siglo XII, es una construcción de piedra sillar, realizada en pequeños bloques rectangulares donde todavía hoy son apreciables las marcas de cantería. Quizá el mayor encanto del templo se encuentre en la pintura mural que decora toda la bóveda, esta consiste en casetones con motivos florales en su interior. Los arcos se encuentran decorados con grutescos, todos estos motivos consiguen dar a la obra sensación de una mayor profundidad y de una mayor altura. La decoración se remata en la cabecera con dos guirnaldas de flores silvestres surtidas de la boca de dos esfinges que simbolizan la diosa Fortuna. Coronando la entrada por la que se accede al templo persisten dos angelotes que sostienen un legado donde se puede leer “año 1748, año 1878”, fechas que datan la realización de las pinturas. Sobre la portada exterior se pueden apreciar los mechinales de un antiguo pórtico, el cual fue mandado construir en el año 1560 y se desmontó el siglo pasado por razones de peligrosidad.
Junto a la iglesia se encontraba el antiguo cementerio que a comienzos del siglo veinte se trasladó a las afueras de la localidad. En el camino hacia el nuevo cementerio nos sorprende la Peña de los Deseos, al pasar por ella se debe pensar un deseo y lanzar una pequeña piedra a un hueco existente en ella, si la piedra queda en la hendidura se concederá lo requerido. Una vez en el cementerio es curioso observar como vigilan su puerta dos pináculos antropomorfos, coronados con un plato para que no los disuelva el paso del tiempo.
Siguiendo el camino, a pocos metros, hallamos unas antiguas tapias divisoras de unas parcelas o huertos los cuales eran regados con el agua que manaba de una fuente situada en las cercanías, esta abasteció el pueblo hasta bien entrado el siglo veinte, el preciado líquido surge por la boca de un pequeño león, junto al cual está el lavadero. Todo este entorno actualmente se encuentra en vías de recuperación.
Si continuamos unos pasos más sin dejar la vía principal atravesaremos Peña Partida, una roca por medio de la cual transcurre el camino, mirando a la derecha observamos otra gran piedra de forma cuadrangular, sobre la cual se ubicaba la desaparecida ermita de San Bartolomé, actual patrono del pueblo. Antes se veneraba a San Nicolás de Bari pero por conveniencia de los vecinos se decidió pasarlas del 6 de diciembre al 24 de agosto. A San Nicolás le sigue hoy estando advocada la iglesia.
El mayor secreto que esconde Fraella es su paisaje, majestuoso en Landeta, Languardia, El Tapiao o Valfonguera. En todos estos parajes podemos observar peculiares formas que el paso del tiempo ha originado en la roca, espectaculares piedras de arena donde la erosión ha producido en ellas bonitas oquedades, gnamas y taffonis. Vistas impresionantes que nos recuerdan la superioridad de la Naturaleza sobre el Hombre
Callen, Fraella
Toponimia altoaragonesa (145)
Por Bienvenido MASCARAY
10/01/2010

Callén es un lugar perteneciente al municipio de Grañén, comarca de Los Monegros. De él nos dice Adolfo Castán, Lugares del Alto Aragón, págs. 465-6, lo siguiente: «Lugar de 61 habitantes, a 380 m de altitud. Población situada en la carretera Huesca-Grañén. Se documenta en 1083. Núcleo emplazado en llanura suavemente ondulada, al pie de un montículo con vestigios del castillo. Conjunto articulado por una larga calle que parte de la iglesia y circunvala el cerro por el este. Casas modernizadas, las más antiguas son del siglo XIX. Parroquial levantada en 1970. A media ladera del cerro se conservan unas ruinas que llaman La Cárcel; los restos configuran un espacio rectangular articulado con sillería que fue abovedado – se ven arranques -; los paños están lavados con argamasa de cal hidrófuga identificando el aljibe del viejo castro medieval. Bodegas excavadas al pie del otero, una de ellas con puerta de madera de 1876. Notable crucero dedicado a la Virgen del Pilar, datado de 1703. Fuente del siglo XIX que surte un abrevadero y después al lavadero». El Diccionario de Madoz nos da algunos datos referidos a su época (1845-50): «el terreno es secano pero de buena calidad a poco que favorezcan las lluvias; carece de montes arbolados, más cría abundantes y buenas yerbas de pasto y mucho esparto…Industria y comercio: la primera se reduce a la elaboración del esparto, del que se hace estera basta y otras manufacturas…». Hoy en día, y pese a la roturación de terrenos y nuevos cultivos de regadío, el esparto sigue siendo muy abundante en Callén, aunque ya no se recoja ni se elabore manufactura alguna con él. Pero el pueblo ganó mucha fama por esta actividad que ha perdurado hasta hace unas décadas pues, no es casualidad que, en un par de ocasiones, cuando he dicho que voy a Callén, me han contestado: «¡Qué!, a Callén a por vencejos… «.
«Los espartales o albardinares conforman tal vez el paisaje que mejor representa el carácter estepario de Los Monegros. Se asientan generalmente sobre suelos limosos, de poca pendiente, a menudo en fondos de valle. No es raro que en estos suelos haya grandes concentraciones de cloruros y sulfatos. Suele haber una gran dominancia del albardín (Lygeum spartium) que muchas veces es la única especie que se observa a primera vista…En situaciones más elevadas, en suelos menos ricos en yesos y sales solubles, las comunidades estépicas de gramíneas perennes suelen estar dominadas por diversas especies del género Stipa junto al albardín» (Comarca de Los Monegros, págs. 56-57).
Callén es un pueblo agradable, de calles muy limpias, silencioso. No se ve persona alguna por ningún lugar, doy varias vueltas hasta que, al fin, desde el otro extremo, parecen llegar ruidos de golpes, de algún trabajo. Seguro que no son los del «mallar» del esparto… Cerca ya, un perro grande, blanco y lanudo muestra gran alegría con la visita y unas incontenibles ganas de jugar. Hay dos hombres trabajando en una obra; son de allí y sumamente amables. Después de darme muchas informaciones, uno de ellos deja su trabajo y, cruzando un buen trecho, me lleva a «casa del Sr. Pablo, que es uno de los hombres más viejos de Callén y el que más trabajó el esparto». Es, desde luego, juntamente con su esposa, un óptimo informante y, de la dilatada conversación, extraigo lo que interesa: «Salían al monte a recoger esparto una vez recogidas las cosechas de todos los cereales. Muy pronto por la mañana, casi de noche, partían con el carro y las mulas. Arrancaban la rama del esparto, que podía alcanzar o sobrepasar el metro de longitud, quedando en el suelo la raíz de la planta, que volvería a dar fibra al año siguiente. Lo primero que hacían con el esparto era tenderlo para que se secase, ya que al cogerlo aún estaba algo verde. Una vez seco, y sin mallar, se utilizaba para hacer las esteras más bastas. Pero la mayor parte tenía que ser mallado, poniendo el esparto sobre una piedra y golpeando con el mallo de madera. La tarea, por lo larga, resultaba fatigosa, y en cualquier momento de posible descanso surgía la voz del padre ordenando que se mallasen unos manojos de esparto. Se cuenta (con cierta dosis de humor) que en un pueblo próximo los vecinos tendían el esparto en la carretera, esperando que los escasos vehículos que pasaban les hicieran la faena. Con el esparto mallado se hacían muchos trabajos, pero el más importante fue, de siempre, el de los vencejos para atar los fajos de trigo. «Para las Pascuas (la de Resurrección y la de Pentecostés) cargábamos el carro con vencejos y nos íbamos a Huesca a venderlos. Con lo que sacábamos teníamos comida pa todo el año». Pero también se hacían muchas sogas y soguetas, algunas de hasta 15 m de largo, y albardas, colleras, estropajos, etc…Pero no había nadie que viviese del esparto: era algo que se hacía además de llevar la hacienda; era casi la única manera de ganar alguna perra…».
La voz ibérica kallamu vale, según el DRAE, por cáñamo. Pero la gran indefinición de especies, tanto vegetales como animales, llevó a que dos plantas bien distintas (cáñamo y esparto) pero con una característica común, la de su utilización para hacer tejidos, sogas, alpargatas, etc., fueran designadas con el mismo nombre; así pues, kallamu valió por cáñamo y esparto. Sigue el sufijo de comparación –en, que debemos traducir por más. Cerrando la composición, aunque no esté visible, concurre el pronombre relativo n, «el que tiene». La composición completa kallamu-en-n pasó por kallam(u)en(n) por elipsis al final del primer término y simplificación de la consonante doble final. La repetición de la vocal a en kallamen, tan próxima, provocó la haplología de la segunda, kall(a)men, y la subsiguiente simplificación del grupo consonántico –llm- a ll. En conclusión, kallamu-en-n > kallamen > kallen. Por otra parte, no cabe descartar (es más, resulta más que posible) la existencia de una forma primitiva kalla, con igual valor, ya que amu es voz independiente que significa «zarcillo, copo, yema, capullo», en cuyo caso, con mayor simplicidad, kalla-en-n nos lleva por kall(a)-en-n directamente a kallen. El bonito topónimo Callén significa literalmente «el que tiene más esparto».
«A siete kilómetros de Grañén, al que pertenece como pedanía desde 1.970, se encuentra, con 50 habitantes, el núcleo de Fraella. Destaca entre sus calles la iglesia románica de S. Nicolás de Bari, que alberga frescos de los siglos XVIII-XIX. Las fiestas populares se celebran el día 24 de agosto en honor a S. Bartolomé. Es también popular acudir en romería el segundo día de Pascua a la ermita de La Jarea, en Sesa» (Comarca de Los Monegros, pág. 310). Madoz, una vez más, nos aporta datos interesantes: «Dentro del pueblo hay tres pozos, cuyas aguas usan los vecinos para sus necesidades y abrevadero de ganados, y una fuente, a la salida, escasa y poco saludable».
En mi visita a Fraella, tras dejar el coche en la Plaza Mayor, tomo una calle ligeramente ascendente, al final de la cual y al lado derecho, aparece una pista deportiva y una zona ajardinada bastante limpia y bien cuidada. Junto a ésta, una madre va paseando a su hijito en un coche de bebé. Me informa que esa zona es conocida todavía hoy con el nombre de La Balsa, porque allí existía una destinada al abrevado de los ganados. Le pregunto directamente si ella recuerda, o ha oído hablar, que a Fraella llegasen rebaños de ganado con sus pastores a pasar el invierno procedentes de la montaña de Huesca o de Navarra. La respuesta es categórica: «¡Sí!. Yo sólo tengo 37 años pero recuerdo muy bien (hará unos veinte años) que aún venía un ganadero de Isaba, en el Roncal, con su rebaño de ovejas y los pastores. Arrendaban una casa del pueblo para pasar el invierno y también una corraliza». Momentos después, otro informante, esta vez varón y de bastante más edad, me explica que por esa calle ascendente soltaban las mulas que subían al abrevadero que era La Balsa. Me cuenta que la presencia de ganaderos de ovino en Fraella era habitual en invierno; venían de Navarra, pero también de Echo, Ansó, de Otal, de Valle de Tena-Al principio (de sus recuerdos) llegaban por la cabañera haciendo paradas determinadas de antemano; en los años últimos, ya traían las ovejas cargadas en camiones.
Fraella se inscribe pues dentro de una amplia área «de tierra baja» (vista desde la montaña navarro-aragonesa), al igual que vimos en su día con relación a Sena, «la que tiene más rebaños de ganado lanar» (ver nº 35 de esta serie); Sesa, «ganado lanar en abundancia» (nº 140) y, en general, todos los pueblos del somontano de la Sierra de Alcubierre. El topónimo Fraella va, por consiguiente, de rebaños. Es una composición de la lengua ibérica formada por tres elementos, pero de la mayor claridad. El primero es para, parada, situación, posición, residencia (verbo paratu y derivados como paramen, parada, etc.); hay tránsito de /p/ a /f/ a través de /ph/ como en tantas otras ocasiones y, asimismo, síncopa de vocal tras oclusiva y seguida de /r/ y de igual vocal, de modo que para > fara y fra. Sigue a continuación el tan repetido sustantivo ele, rebaño, ganado, ganado lanar; la acomodación con fra se realiza mediante yuxtaposición necesaria pues la elipsis haría ininteligible la composición. Por último, el artículo determinado a, que aquí será femenino singular, exigido por «parada». Se une a fraele con elipsis al final del primer término, frael(e)-a >fraela, con posterior palatalización fraella. Recordemos aquí (nº 64) Estatella